GLORIFICACIÓN
DEL AVESTRUZ EN EL ANIVERSARIO DE LOS ATENTADOS EN CATALUÑA
Si
pasara que me preguntaran para que dijera lo que me ha parecido eso
que ha sucedido en Barcelona Cataluña en el día de hoy, para
recordar los atentados de hace un año y homenajear a las víctimas,
lo primero que haría sería tentarme la ropa y ver las palabras que
debería emplear, de manera que no por tirios ni por troyanos, y
menos aún por la fiscalía, se me pudiera imputar algunos de los
delitos de saldo que se encuentran tipificados en la llamada ley
mordaza.
Lo
anterior lo digo para que quien me pudiera leer, si es que alguien lo
hace, tenga en cuenta que lo que digo, lo digo de la manera que es
permitido decir estas cosas, aunque de mi natural yo emplearía otros
términos más expresivos de mi manera de ver este asunto.
Para
empezar, se constata, y cualquiera que haya seguido la gestión de
esta, vamos a llamarla, celebración no podrá dejar de estar de
acuerdo, que el desacuerdo entre las fuerzas políticas presentes ha
sido tan grande que han tenido que ponerse de acuerdo en hacer como
si la política fuera excluida del evento, de manera que, para
empezar, las fuerzas políticas están tan profundamente divididas
que solo pueden estar juntas si renuncian a ser lo que son y a actuar
como lo que son. Este acuerdo manifiesta un desacuerdo sustancial,
irreparable y de fondo, es como un puente sobre aguas turbulentas, un
puente tramposo que hace recaer en las víctimas la ocultación de
todo lo que separa a esas fuerzas políticas. Las víctimas y
perjudicados por el atentado han sido, de esta manera usadas como
escudo de las fuerzas políticas y la expresión de que han sido un
escudo la hemos tenido en el hecho de que en el acto celebrado en
Barcelona, esas víctimas y sus allegados han ocupado la primera
fila, delante del señor rey y delante del señor presidente del
gobierno. En definitiva, el acuerdo político antes mencionado ha
consistido en colocar a las víctimas como parachoques. Y luego
silencio, nada más que silencio.
Desde
este punto de vista, las víctimas han sido claramente utilizadas y
manipuladas por los grupos políticos de acuerdo en decir que era el
momento de las víctimas, y que había que dejar a la política
fuera, cosa imposible ya que, como vimos, fue el acuerdo de las
fuerzas políticas lo que promovió decir tal cosa.
Y
una vez dicha tal cosa, hay que constatar que la práctica totalidad
de los medios de comunicación han cumplido su papel y han actuado al
unísono para que el acuerdo político de decir que había que dejar
la política al margen tuviera un éxito clamoroso.
Lo
que es evidente es que todo eso no es más que una gran mentira, tan
enorme tan enorme que a lo que me recuerda es al célebre cuento del
rey desnudo.
Pero,
metiéndome un poco más en la espesura, lo que resulta obvio es la
falta de consistencia política de todas las partes que han
participado en ese acuerdo de decir que se marginaba a la política y
que hoy era el día de otorgar la palabra a las victimas y a sus
familiares.
Lo
primero que hay que hacer con las víctimas y sus familiares ( y ya de paso, también con nosotros), si se
las respeta, es tratarlas como a gente adulta, incapaces de tragarse
el caramelito que esas fuerza políticas que no se atreven a ser y
decir lo que son en el día más político de todo en año en
relación con este asunto de los atentados de Barelona y Cambrils.
Es
evidente que España está enferma y uno de los males que la aquejan,
incluida Cataluña, es que, llegado el momento ninguna fuerza
politiza se atreve a llamar a las cosas por su nombre, en la
confianza de que el control directo e indirecto de los medios de
comunicación siga siendo capaz de mantener a la población en
general en un estado de infantil inocencia, mientras ellos se
empeñan en decir que se esfuerzan en solucionar un problema que no
lo tiene remedio si, para empezar, no se habla de él con claridad.
Lo
que no entiendo es la actitud pasiva de la gente ante tanta
hipocresía institucional; todos saben que el rey está desnudo, en
el metafórico sentido del que más arriba hablo, pero nadie lo dice.
La consecuencia es que somos incapaces de mirarnos a los ojos unos a
otros.
¡FELICES
VACACIONES!