LA UNIÓN EUROPEA : AVIZORANDO UN CIERRE DE FRONTERAS

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Ante nosotros, lo desconocido
Iñaki Gabilondo

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LA UNIÓN EUROPEA : AVIZORANDO UN CIERRE DE FRONTERAS

Ante nosotros, lo desconocido

Por: Iñaki Gabilondo

Pues yo no entiendo bien hacia dónde vá la Unión Europea, sus comportamientos son cada vez más, vamos a llamar, antiunión.
 
Tomemos el caso de la avalancha migratoria: cuando afectaba a las islas griegas, después de haber hecho a Grecia tragar un correctivo, que todos están de acuerdo en decir que va a ser económicamente inútil para resolver los problemas de fondo de esa economía, la actitud de la Unión Europea ha sido de llamativa pasividad; pero, cuando la avalancha migratoria afectaba a países de paso, ya que los migrantes donde querían ir, de verdad, era a Alemania, se han puesto como locos manos al asunto, para ver de qué manera solucionaban lo que les caía encima.
 
Lo menos que se puede decir es que no parece muy solidario, las instituciones europeas parecen tener cierta querencia por la aplicación de la Ley del Embudo.
 
Hay varias materias dignas de análisis, porque esto de la migración de los sirios, y de otros que no lo son, trae causa desde lejos. Las primaveras, las primaveras, la sangre alterada, los intereses de EE UU, y la actitud de perrito faldero de Europa, el bloqueo a Rusia, y los probemas económicos y políticos que de tal bloqueo se derivan; en fin, que hay varias cosillas,  unidas unas a otras como cerezas.
 
Da la impresión, y lo digo, pero no es un juicio temerario, de que esta novedosa aceptación generosa y tal, de la marea de migrantes,  ha estado siendo preparada por quienes sabían perfectamente que se produciría, de que era imparable, y de que había que hacérsela tragar a la población.
 
Para empezar por un lugar, hagámoslo en la playa, a la orilla del mar, con el niño muerto bañado por las olas, empecemos por aquella foto: dió la vuelta al mundo, sirvió para conmover, los adormilados despertaron y se hacían lenguas. Sirvió para despertar un sentimiento de solidaridad, el cual, luego, quiero decir, antes, se ve contradicho por los resultados electorales, cada vez que se convocan comicios, en los que aumenta la representación de partidos que están en contra de la emigración de cualquier tipo.
 
Sobre ese manto de solidaridad recien despertada en la, vamos a llamarla, mayoría silenciosa ( cadáveres ), la UE se pone a repartir cuotas de migrantes deseosos de entrar en Alemania.
Hasra el caballero señor don MARIANO RAJOY, tras su entrevista con la señora MERKEL, abandonó su comportamiento gazmoño con lo de hacerse cargo de lo que viniera, y dice ahora aceptar sin rechistar lo que le toque. ¡Cuánto vales, RAJOY!,  ¡Qué valiente eres!, y generoso.
 
Esta solidaridad popular  de primer impulso, para mí, mediatizada por el poder para hacer tragar a la población unas decisiones que el poder sabía que habría de tomar, al no poder evitar lo que estaba a punto de suceder, me recuerda a lo que sucedió en España y en Francia, cuando la Guerra Civil en España. Hubo dos oleadas de emigrantes; en la primera oleada los españoles fuerimos acogidos generosa y alegremente por las poblaciones francesas en las que aparecíamos, y  ayudados con largueza. Luego, en la segunda avalancha,  la actitud de la población cambió, porque es que no podian más, y seguíamos llegando, y llegando y llegando, escapando de la liberación que representaba el caballero señor don FRANCISCO FRANCO.
 
Esta avalancha de ahora es el prólogo de lo que ha de llegar, y la actitud "generosa" de la Unón Europea ante los migrantes que desean ir a Alemania,  para fijar cupos obligatorios de acogida en los distintos Estados, es el prólogo hipócritamente necesario para confrontar adecuadamente  la segunda avalancha y sucesivas: cierre de fronteras.

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