MEMORIA
HISTÉRICA
SI
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Mantengo
la esperanza, es un decir: no tengo ninguna, de que a una parte,
aunque sea mínima, de la población de ESPAÑA, la manera en que se
les presenta por los medios de comunicación, y también en los
libros y en la lengua-neo de todos cuantos hablan de la REPÚBLICA II
y la GUERRA CIVIL a cualquier hora en cualquier sitio, les produzca
entre hastío y, sí, exactamente: DESESPERACIÓN ante la
persistencia de la MEMORIA HISTÉRICA.
Tengo
cierta esperanza en la desesperación de los españoles, pocos o no
tan pocos, que vean cómo los que tienen voz para ello son incapaces
de hacer un relato de nuestra historia más cercana y dramática de
manera que sea comprensible y asumible para todos cuántos están
viviendo la vida en este momento y necesitan tener algún pasado
histórico al que atenerse, y no versiones confrontadas e
incompatibles que no les sirven para nada, y menos para comprender
su presente.
Lo
habitual es presentar las cosas en la alternativa de un sí o no; o
bien estás a favor de la REPÚBLICA o estás en contra, o bien estás
con los que dieron el GOLPE DE ESTADO del 18 de julio de 1936, o
estás con el GOBIERNO, LOS GOBIERNOS, que se opusieron a él.
Desde
siempre a mi me ha sorprendido muchísimo que sabiendo los
principales miembros del GOBIERNO DE LA REPÚBLICA, casi desde el
principio, que la guerra estaba PERDIDA para ella, decidieran
continuar la guerra hasta el final, en la esperanza de que el
estallido de la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, si se producía antes de la
derrota definitiva, pudiera cambiar el resultado. Eso siempre me
pareció una traición a la población fiel a la REPÚBLICA, que
creía en la propaganda de la victoria y por esa creencia entregaba
la vida y todo lo demás.
Y
a la luz de este convencimiento que tenían los principales
representantes de la REPÚBLICA de que tenían perdida la guerra, hay
que analizar lo que sucedió con lo del COMITÉ DE NO INTERVENCIÓN,
que sirvió para que las democracias europeas no entregaran armas a
la REPÚBLICA, para que pudiera defenderse, y las que se recibieron
fueran en su gran mayoría procedentes de RUSIA, lo que conllevó el
crecimiento en poder e influencia del PC. Por descontado llegó el
momento, en el transcurso de la guera, en que la presencia de los
republicanos en el gobierno se conserva para poder actuar en ese
COMITÉ DE NO INTERVENCIÓN, el cual, consciente como los propios
políticos de la REPÚBLICA, de que la guerra no la podían ganar, no
la ayudaron, pues eran sabedores, también, de que si la ganaban, lo
que no resucitaría era una república liberal burguesa como la
inglesa. En sus MEMORIAS, CHURCHIL refiere su visita a BARCELONA, y
su cena en un hotel de lujo, rodeado de milicianos que también
estaban cenando muy felices, y se maravilla de lo bien que comió.
Recomiendo
dos libros particularmente interesantes, fundamentales diría yo,
para entender lo que pasó en ESPAÑA en aquel tiempo.
1.-
El de CLARA CAMPOAMOR, “LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA VISTA POR UNA
REPUBLICANA”
https://es.wikipedia.org/wiki/Clara_Campoamor
De
ese libro, entresaco,
1.A.-
SOBRE LA SORPRESA QUE PUDO SIGNIFICAR EL GOLPE, DICE:
¿Sorprendió
al gobierno la sublevación militar? El talante preocupado de los ministros
en los pasillos del Congreso parece así indicarlo. Las milicias gubernamentales,
indisciplinadas y con frecuencia amenazadoras, han reprochado
muchas veces al gobierno el haber estado sordo y ciego ante los preparativos
de la sublevación. Lo acusaban de que, llegado al poder en febrero tras
dos años de gobierno de la derecha, no había sabido ver que éste
había tomado
algunas medidas en vista de una sublevación militar y que, bajo la protección
del Sr. Gil Robles, ministro de la Guerra, con ocasión de maniobras
militares, las sierras de Guadarrama y de Somosierra alrededor de Madrid
habían sido fortificadas como para una guerra. Mientras que llegado
al poder,
sus primeros pasos habrían debido encaminarse a la destrucción de
las referidas
fortificaciones, tan injustificadas como amenazadoras, y cambiar los gobiernos
militares que la derecha había confiado a antiguos jefes
monárquicos, no
hizo nada, sin ver ni medir el peligro que aquellos demasiado
visibles preparativos
podían suponer.
1.B.-
SOBRE LA DECISIÓN DE ARMAR AL PUEBLO, DICE:
Sería
un poco exagerado afirmar que el gobierno armó las organizaciones obreras;
ya lo estaban. A pesar de los registros efectuados tras la revolución
de octubre
de 1934, muchas armas habían quedado en manos de los obreros sublevados.
La decisión del gobierno sólo supuso autorizar a llevarlas.
Socialistas
y comunistas eran dueños de verdaderos arsenales de armas y municiones
cuidadosamente escondidos. Sólo los sindicalistas y anarquistas tenían
menos.
1.C.-
SOBRE EL FRACASO DEL GOBIERNO DE MARTÍNEZ BARRIO, DICE, Y CONSIDERA
QUE HASTA ESE MOMENTO HUBIRA PODIDO EVITARSE LA GUERRA:
Desde
la madrugada del 20 de julio, el gobierno, bajo la presidencia del
Sr. Azaña,
examinaba la situación. La opinión del Sr. Martínez Barrio, jefe
de la Unión
Republicana que contaba con tres ministros en el gobierno, tuvo un
gran peso
y se decidió formar un gobierno moderado que él presidiría. Se le encomendaría
discutir con los generales insurgentes las condiciones de un acuerdo
que detuviera la lucha.
El
partido del Sr. Martínez Barrio tenía la mayoría en aquel
gobierno. Su composición
era de suyo muy elocuente, pero sobre todo lo fue esta frase pronunciada
por el Sr. Martínez Barrio ante doce personas, entre las cuales se contaba
el ex-ministro republicano Sr. Iranzo
quien nos la
transmitió: «Ya he hablado
con todos los generales. Ahora vamos a gobernar».
Por
desgracia no gobernó. Su gabinete de conciliación nombrado en las
últimas horas de una noche en blanco, ya presentado al presidente de
la República
y cuya constitución había sido anunciada en los diarios
republicanos y por
la radio había de reunirse a las diez de la mañana. Sin embargo no
se reunió.
Una
de las condiciones planteadas por su presidente era que se detendría
la distribución
de armas al pueblo. Los socialistas y los comunistas se opusieron entonces
violentamente a que ese gabinete de conciliación tomara las riendas
del gobierno.
Una manifestación pública que protestaba contra Martínez Barrio pedía
continuar la lucha «hasta el aplastamiento del fascismo» fue
organizada por
los marxistas en la Puerta del Sol y marchó a manifestarse
ruidosamente ante el
Palacio nacional.
En
su interior, el Sr. Azaña escuchaba, cabizbajo, las amonestaciones
de los socialistas
Largo Caballero y Prieto. Este último calificó el nuevo gobierno de «Gabinete
de catafalcos».
Como
era evidente, el Sr. Azaña, más prisionero que nunca de los
socialistas, sin
valor, sin decisión, incapaz de prever el porvenir, cedió.
1.D.-
SOBRE LO QUE PUDIÉRAMOS LLAMAR, MEMORIA HISTÓRICA, DICE
Otras
consecuencias de ese fanatismo es que la victoria total, completa,
aplastante de un bando sobre el otro, cargará al vencedor con la
responsabilidad de
todos los errores cometidos y proporcionará al vencido la base de su
futura propaganda,
tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Precisamente ese hecho,
la crueldad manifestada hacia el adversario, viene siendo en España, desde
hace varios años, la causa de las sorpresas políticas más extrañas
y más contradictorias,
al aprovechar la oposición en su beneficio las violencias de las que
fue víctima por parte de los que momentáneamente se hallaban en el
poder.
2.-
El de MANUEL CHAVES NOGALES, “A SANGRE Y FUEGO”
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Chaves_Nogales
De
ese libro, entresaco,
2.B.-
LO QUE DICE SOBRE QUIÉN ERA ÉL:
Yo
era eso que los sociólogos llaman un «pequeño burgués liberal», ciudadano
de una república democrática y parlamentaria. Trabajador intelectual
al servicio de la industria regida por una burguesía capitalista heredera
inmediata de la aristocracia terrateniente, que en mi país había monopolizado
tradicionalmente los medios de producción y de cambio —como
dicen los marxistas—, ganaba mi pan...
2.B.-
SOBRE LO QUE AMBICIONABA CONSEGUIR, DICE:
En
realidad, y prescindiendo de toda prosopopeya, mi única y humilde
verdad, la cosa mínima que yo pretendía sacar adelante merced
a mi artesanía y a través de la anécdota de mis relatos vividos o imaginados,
mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez
y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que
para mí existe, el pecado contra la inteligencia, el pecado contra
el Espíritu
Santo.
Pero
la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España. ¿Por dónde
empezó el contagio? Los caldos de cultivo de esta nueva peste, germinada
en ese gran pudridero de Asia, nos los sirvieron los laboratorios
de Moscú, Roma y Berlín, con las etiquetas de comunismo, fascismo
o nacionalsocialismo, y el desapercibido hombre celtíbero los absorbió
ávidamente. Después de tres siglos de barbecho, la tierra feraz de
España hizo pavorosamente prolífica la semilla de la estupidez y la crueldad
ancestrales. Es vano el intento de señalar los focos de contagio de
la vieja fiebre cainita en este o aquel sector social, en esta o
aquella zona
de la vida española. Ni blancos ni rojos tienen nada que reprocharse.
Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión
e intensidad en los dos bandos que se partieran España.
2.C.-
SOBRE EL FUTURO DE ESPAÑA, DICE:
El
hombre que encarnará la España superviviente surgirá merced a esa
terrible e ininteligente selección de la guerra que hace sucumbir a
los mejores.
¿De derechas? ¿De izquierdas? ¿Rojo? ¿Blanco? Es indiferente. Sea
el que fuere, para imponerse, para subsistir, tendrá, como primera providencia,
que renegar del ideal que hoy lo tiene clavado en un parapeto,
con el fusil echado a la cara, dispuesto a morir y a matar. Sea quien
fuere, será un traidor a la causa que hoy defiende. Viniendo de un campo
o de otro, de uno u otro lado de la trinchera, llegará más tarde o más
temprano a la única fórmula concebible de subsistencia, la de organizar
un Estado en el que sea posible la humana convivencia entre los
ciudadanos de diversas ideas y la normal relación con los demás Estados,
que es precisamente a lo que se niegan hoy unánimemente con estupidez
y crueldad ilimitadas los que están combatiendo.
No
habrá más que una diferencia, un matiz. El de que el nuevo Estado
español cuente con la confianza de un grupo de potencias europeas
y sea sencillamente tolerado por otro, o viceversa. No habrámás.
Ni colonia fascista ni avanzada del comunismo. Ni tiranía aristocrática
ni dictadura del proletariado. En lo interior, un gobierno dictatorial
que con las armas en la mano obligará a los españoles a trabajar
desesperadamente y a pasar hambre sin rechistar durante veinte años,
hasta que hayamos pagado la guerra. Rojo o blanco, capitán del ejército
o comisario político, fascista o comunista, probablemente ninguna
de las dos cosas, o ambas a la vez, el cómitre que nos hará remar
a latigazos hasta salir de esta galerna ha de ser igualmente cruel e inhumano.
En lo exterior, un Estado fuerte, colocado bajo la protección de
unas naciones y la vigilancia de otras. Que sean éstas o aquéllas,
esta mínima
cosa que se decidirá al fin en torno de una mesa y que dependerá
en gran parte de la inteligencia de los negociadores, habrá costado
a España más de medio millón de muertos.
Son
libros escritos antes de que acabara la GUERRA CIVIL, que hablan de
la realidad de cada día que vivieron personalmente y que cuando
hablan del futuro que veían para ESPAÑA aciertan por completo:
DICTADURA; ganara quien ganara, DICTADURA.
Que
sean felices. CHAO.
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