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sábado, 25 de abril de 2020

TRUMP Y LEVI STRAUSS







TRUMP Y LEVI STRAUSS

Llevamos tiempo lamentidisfrutando de las ocurrencias del actual presidente de Estados Unidos de América, tan innovador de los comportamientos políticos tradicionales pero en un sentido que, no obstante haber sido tan denostados, nos los hace añorar, hasta que hace unos días nos ha más que sorprendido al haber dado doctrina desde el púlpito de su alta magistratura indicando que si cierta luz era buena para combatir en la superficie de las cosas la vida del coronavirus, así como ciertos productos de limpieza lo eran también, pues porque no habrían de serlo, esos productos mediante una inyección, y esa luz, mediante el aumento de su potencia hasta que entrara en los tejidos, para combatir tan terrible enemigo, de la humanidad y del América primero otra vez.



No hay que descartar que el bárbaro avance de las ciencias permitan en el futuro combatir los virus mediante la inyección de un chute en correcta dosis de Mister Proper en el cuerpo del doliente paciente, pero, mientras avance tan descomunal no llegue, bien se puede considerar por muchos que la idea del señor Trump la genera, en este caso como en otros anteriores, la enorme ignorancia de la mayoría de las cosas sobre las que se pronuncia, casi como convencido por la vía de los hechos, sin maduración teórica alguna, de que el que tiene el poder en sus manos lleva las riendas para la orientación del discurso político, por lo que puede decir cualquier cosa, seguro de la verdad de aquella regla doble que dice, en su primer artículo, “el jefe siempre tiene razón”, y en el siguiente, que, “cuando no la tenga se aplicará el anterior artículo”. En eso sigue punto por punto lo que decía Alicia, aquella del País de las Maravillas, quien, recién llegada ya sabía que lo que había que saber en el lugar desconocido era quién tenía el poder. 

 

Mientras ese momento llega, si es que llega, lo que yo avanzo es que el pensamiento de Trump da la razón a Lévi-Strauss, cuando en su obra El Pensamiento Salvaje demuestra que los primitivos son perfectamente capaces de tener un pensamiento desinteresado, y desinteresada hay que considerar la aportación del presidente de EEUU a la ciencia cuando sugiere aumentar la potencia de la luz o un chute de Fairi en vena para combatir el Covid19; pero es que, además, el hecho de tener los pueblos primitivos un pensamiento que visto desde aquí puede calificarse de precintifico no autoriza en modo alguno a dejar de considerar que entre el llamado pensamiento mágico y la ciencia hay una separación tan radical e insalvable como se ha entendido, por ejemplo por Fracer; muy al contrario ese pensamiento primitivo no estaba completamente ausente de categorización y ordenación de la naturaleza, igual que hace la ciencia de hoy, la diferencia se encuentra en los elementos de esa categorización y en los fines.



Eso es lo que puede haberle pasado al señor presidente de los Estados Unidos, que su pensamiento primitivo no es mágico, y por ello absente de cualquier posible acercamiento metodológico capaz de integrarlo en lo que actualmente llamamos ciencia; lo que pasa es que su categorización resulta para la antropología actual, un misterio. Pero... seguiremos trabajando en ello.