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jueves, 29 de marzo de 2018

OPINIÓN DE THE TIMES SOBRE EL ESPAÑA CATALUÑA


OPINIÓN DE THE TIMES SOBRE EL ESPAÑA CATALUÑA




En esta semana el diario The Times se ha referido a la situación que atraviesa España debido a la situación en Cataluña, y lo hace en un editorial titulado “ ESPAÑA OTRA VEZ “ , con lo que quizá debe querer dar a entender cierto cansancio.

El texto del editorial es el siguiente:


"Desde octubre del año pasado, el gobierno español sólo ha gestionado el espinoso tema del separatismo catalán con imprudencia, pereza y un deseo aparente de transformar una situación difícil en otra mucho peor. La semana pasada, un juez del Tribunal Supremo dictó órdenes internacionales de detención de seis líderes catalanes fugitivos, acusados de rebelión. Ayer, el expresidente catalán, Carles Puigdemont, fue arrestado en Alemania. Si es extraditado, como parece probable, podría enfrentarse a treinta años de prisión.
Puigdemont salió de España en octubre tras declarar la independencia de Catalunya. Durante el referéndum que precedió a este acto exagerado, la policía antidisturbios española se desplegó para apoderarse de las urnas y disparar balas de goma a catalanes de todas las edades. Centenares de ellos acabaron en el hospital. Este referéndum había sido declarado ilegal en virtud de la Constitución española, y un tribunal había ordenado que la policía lo impidiera. La defensa de la unidad española, sin embargo, no fue bien servida por las imágenes de disidentes atacados en los colegios electorales, ni tampoco por lo que ocurrió después. En pocos días, 13 políticos catalanes estaban en prisión, bajo fianza o en el exilio. Se destituyó al Govern y se impuso el gobierno directo desde Madrid. Puigdemont se marchó a Bélgica. Las elecciones catalanas de diciembre [de 2017] podían haber iniciado un proceso de reconciliación. Al contrario, sin embargo, la ligera mayoría independentista y que un partido pro-español fuera la fuerza más votada provocó un bloqueo mayor. Este mes, el juez Pablo Llarena, del Tribunal Supremo, retiró las órdenes de arresto internacionales para el expresidente y cuatro de sus consellers.
El viernes se reactivaron, sorprendiendo a Puigdemont en Helsinki, donde visitaba el Parlamento finlandés. Ahora está detenido en Alemania. Él esperaba su restitución tras las elecciones de diciembre, pero la investidura en ausencia fue prohibida por un tribunal. En su lugar, se nombró a Jordi Sànchez, otro líder independentista, pero el mismo tribunal dictaminó que Sànchez, que ya estaba en la cárcel, tampoco podía dejar la prisión para su investidura. Jordi Turull, anteriormente conseller de la Presidència de Puigdemont, fue nombrado candidato a principios de mes. El viernes fue arrestado.




 
El hecho de que todas estas decisiones hayan sido tomadas por jueces, y no por políticos, demuestra qué tipo de plan tiene Madrid para frustrar a los separatistas. Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España, no ha dado ningún paso real para entender por qué una proporción tan importante de catalanes quiere la independencia. En su lugar, ha adoptado una actitud de indignación legal, mientras la policía y los tribunales españoles persiguen a los líderes separatistas. Por dos veces la policía ha registrado el avión privado de Pep Guardiola, el entrenador del Manchester City, aparentemente por miedo a que se utilizara para entrar a Puigdemont de contrabando. Madrid tiene un miedo existencial al secesionismo, no sólo al de Catalunya, sino también al de los vascos. No es ninguna excusa para tratar un movimiento pacífico, aunque sea peculiar, como si fuera un peligroso ejército rebelde.

La independencia de Catalunya es, probablemente, una mala idea, que sin duda va contra los intereses del estado español y quizás incluso de los de la misma Catalunya. En un ambiente de más calma y menos exabrupto, es perfectamente posible que una mayoría [de catalanes] se aleje de la idea de independencia a cambio de suaves concesiones al autogobierno y el retorno a la estabilidad. Buscando demostrar su fuerza, el gobierno de Rajoy parece más bien asustado. Peor todavía, está perdiendo autoridad moral a manos de un movimiento político cambiante que, a menudo, no se lo merece. Madrid tiene que empezar a hablar con sus oponentes y dejar de encarcelarlos".