Ya no están, se han ido
Por: Iñaki Gabilondo
¡PERO
QUÉ COÑO DE PERDONES¡
(no
han cumplido los requisitos de una buena confesión para poder alcanzar la
válida absolución, y por sus pecados serán juzgados y justamente condenados en
la próxima cita electoral, por el único dios existente en una democracia: el
Pueblo, votando)
La verdad
es que esto no da para más; ¿pero qué coño es eso de los perdones? Después de
todo resulta que no llevaban razón, que ya es tarde para decir aquello de la
presunción de inocencia y tal y tal; porque lo de ahora, aunque sean más,
aunque ya las redadas sean de rebaños de chorizos supongo que jugará para ellos
la misma presunción de inocencia que cuando los detenían de uno en uno.
Y la cosa
no ha terminado, alguno de ellos puede hablar, y entonces que otros sigan el
mismo camino. Pero eso es adelantar acontecimientos.
La
cuestión es averiguar lo que encierra ese coño de los perdones. Y no encierra
nada, encierra aire, encierra la verdadera naturaleza del asunto: la estafa.
Ellos
piden perdones, el señor caballero don Mariano Rajoy y la señora doña Esperanza
Aguirre, bueno: ¿y qué?, porque es muy posible que exista en España un sector
de la población muy amplio que no esté dispuesta a perdonar, ni siquiera a
perdonar lo que ya se sabe y es aceptado por ellos, una, podríamos llamar,
culpa in eligendo, y entonces ¿qué?
Es como
el matón y abusón del colegio o la discoteca, o lo que sea, que además de pisar
y molestar a los demás, para mayor escarnio, según lo hace va pidiendo que les
perdonen, o, como en la película Grupo Salvaje, cuando después del fracaso del
primer asalto, y al ver que lo que han robado han sido arandelas de plomo, el
mexicano le pide a otro de los ladrones que haga el favor de no matarle,
mientras le apunta con una pistola, antes de que el otro saque su arma, como
pensaba hacer para, él sí, matar al mexicano.
Pero, y
si no queremos perdonarles, ¿qué va a pasar?; ¿qué significa que asumen lo
sucedido y sus, ellos lo llaman, errores, en la selección de las personas?
¿Cómo interpretar, y tolerar, la reserva mental del caballero señor don Mariano
Rajoy, dicha acto continuo a la frase en la que pide disculpas, cuando añade,
en la medida en que se confirmen los indicios, o algo semejante, más que el
viejo juego diabólico de lo que llaman presunción de inocencia, que entre
nosotros juega como garantía de impunidad? El poder y la casta han interpretado
lo de la presunción de inocencia en la misma torcida manera que los asesinos
interpretaron las ideas del profesor en la película La soga.
No, no se
les disculpa, y ahora qué. Porque la comprobación de que no se les disculpa es,
en la medida en que el Senado represente algo del pueblo español, los grupos no
aceptaron, ante las palabras del referido señor caballero, decir pelillos a la
mar, y aquí no ha pasado nada; bueno, en el fondo lo que no aceptaron es decir
aquello de perro no como perro, ni su traducción política de hacer con el
Pertido Popular y su Gobierno un pacto anticorrupción.
Es posible
que sea que estos caballeros y señoras estén demasiado penetrados de la
ideología católica, y en concreto de la mistificación que supone el sacramento
de la confesión, pero que hubieran olvidado los requisitos de la válida y
liberadora del pecado. Yo, que no sigo esa creencia, recuerdo las clases de
catecismo y sé que, según ellos, es necesario examen de conciencia, dolor de
los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir
la penitencia.
Así que
examinemos esos requisitos uno a uno: Examen de conciencia, evidentemente
falta, ya que han sido los jueces y la policía y la guardia civil los que están
desvelando la situación de corrupción a la italiana del partido del gobierno; Dolor de los
pecados, su manifestación más descarnada ha sido el mantra de que colaborarán
con la justicia, cuando es manifiesto que, si pueden no colaborar, no
colaboran, su pueden entorpecer, entorpecen y que no pueden hacer otra cosa que
decir que colaborarán con ella, ¿ o es que alguien supone que podrían decir
algo como que no colaborarían con la justicia?; Propósito de la enmienda: eso
lo puede juzgar cualquiera ahora que la gente está hasta arriba de noticias de
corrupción, si no dijeran manifestar propósito de la enmienda no les volverían
a votar jamás, por lo que estarían labrando su propia ruina ( que sea eso lo
que están haciendo, es otra cosa, pero no es lo que quieren, ellos lo que
quieren es salvarse). Es decir: de propósito de la enmienda, nádená. En cuando
a lo decir los pecados al confesor, es claro que falta este requisito, puesto
que lo que van reconociendo a trancas y barrancas, es lo que la justicia va
desentrañando lentamente. Finalmente, cumplir la penitencia. De eso ora vez
nádená
Estos
señores y señoras, esperan el perdón sin cumplir penitencia alguna, solo creen
que con pedir perdón y decir que asumen, ya está. Si yo cometo una infracción
de tráfico me ponen una multa y no tengo ni derecho a una defensa efectiva que
no me cueste más de lo que importa la multa, pero ellos creen que con pedir
disculpas por el marasmo que nos hacen vivir, ya hay suficiente. Pues no.
La única
penitencia que en este estado del procedimiento es aceptable es resignar el
cargo; lo demás son pamplinas.
En
conclusión, no han cumplido los requisitos de una buena confesión para poder
alcanzar la válida absolución, y por sus pecados serán juzgados y justamente
condenados en la próxima cita electoral, por el único dios existente en una
democracia: el Pueblo, votando.