Derechos al abismo
La independencia catalana sería una catástrofe para España y para Cataluña
DICE:
1.-
La independencia de Cataluña tendría consecuencias catastróficas para la misma
Cataluña, que tardaría una generación en recuperarse, pero también para el
resto de España, que no aguantaría política ni económicamente la pérdida del
20% del PIB, algo que a su vez pondría en cuestión la supervivencia del euro.
No en vano España ocupa la cuarta posición en la eurozona.
2.-
¡En qué mundo ficticio vivirá el presidente de la Generalitat para pasearse por
Europa pidiendo comprensión y ayuda para su proyecto independentista, sin
percatarse de los motivos de que nadie importante lo reciba!
3.-
El nacionalismo interpreta las advertencias sobre los enormes costes de la
secesión para catalanes, el resto de los españoles y la eurozona, como meras
amenazas sin base real, que no pretenden más que vetar que la nación catalana
adquiera el rango de Estado soberano al que tendría pleno derecho… Se ocultan
los altísimos costes que para todos implicaría esta salida, siendo el remedio
tal vez peor que la enfermedad, pero es la única perspectiva esperanzadora que
se divisa en una España que se desploma a ojos vista.
4.-
Hay que ponerse a temblar cuando el presidente del Gobierno se enroca en su
impotencia, alegando que él, ni nadie, pueden consentir un referéndum que no
encaje en la Constitución, la misma que garantiza que Cataluña en ningún caso
pueda acceder a la independencia.
5.-
En vez de servir la Constitución para enmarcar en una dimensión jurídica a la
política, la convierten en su impedimento principal… En agosto del 2011, la
presión del capital internacional bastó para llevar a cabo con la mayor
celeridad una reforma del artículo 135 que garantizase la estabilidad presupuestaria.
Cuando los ajustes marchan a favor de la propia corriente, se puede; cuando se
trata de frenar las políticas que se rechazan, la Constitución se erige en el
gran obstáculo.
6.-
Pese a que la opción republicana se va perfilando, a la vez que el
independentismo en Cataluña, como formas de escapar de la casa de los horrores,
el Rey no abdica en su hijo, como último intento de salvar la monarquía.
Tampoco el partido del Gobierno reacciona ante la podredumbre en que se
asienta, a pesar de que cada día se perciba con mayor clarividencia. Sin otro
consuelo que una palabrería inane sobre un débil crecimiento económico, que no
corregirá a medio plazo el altísimo desempleo, España se revuelve en el
chapapote, sin una visión común de lo que pudiera ser un futuro diferente. En
tal situación se comprende que el único anhelo sea escapar, individualmente
emigrando, o colectivamente por la vía secesionista o republicana.
7.-
Confieso que no veo salida, como no sea una trágica, al enfrentamiento de las
aspiraciones secesionistas de una parte del pueblo catalán que se crece con las
dificultades, y la cerrazón del nacionalismo español, embutido, como todos los
nacionalismos, en supuestos metafísicos, que los convierten en principios
irrenunciables, que hacen imposible cualquier negociación basada en
consideraciones racionales, o por lo menos, razonables.
8.-
En democracia, nada es sagrado y todo es discutible y negociable incluso el
orden jurídico que incluye a la Constitución en la cima. Pero algo tan
elemental ¿podrá cuajar en una democracia harto imperfecta, que está a punto de
derrumbarse, barrida por la ineptitud y la corrupción?