DICE
IÑAQUI GABILONDO
Lo que el viento se llevó
Por: Iñaki
Gabilondo
Dice
IÑAQUI GABILONDO que la Constitución de la que ahora disfrutan los españoles es
el producto de una transición complicadísima; fruto de pactos entre enemigos,
algunos del propio Partido, y que en su momento significó todo un éxito. Y que
ahora se necesita una cura de lo mismo.
No
puedo estar más en desacuerdo con él. Lo que viento se llevó, muy bien llevado
se lo ha.
Naturalmente
estas cosas son cosas de poder, no de razón, e IÑAQUI GABILONDO tiene y ha
tenido, y presumiblemente va a tener mucho más poder e influencia del que yo
pueda soñar, y, en ambos casos es posible que merecidamente y para el beneficio
de los españoles. Ya que es así yo así deseo que sea.
Pero
no estoy de acuerdo. Lo que la constitución que ahora disfrutan los españoles
supuso, primero de nada, fue quitarse a la gente de en medio, a las gentes que
estábamos en las calles y que pedíamos un régimen enteramente nuevo, producto
de una ruptura con la dictadura, a esos hubo que quitarles la querencia de las
manos y meter esa querencia en los despachos, para que saliera de ahí tan
modificada que no la conociera ni la madre que la parió. Y así sucedió: el
actual sistema es el resultado de un cambalache entre tahúres, los del sistema
moribundo que querían tener un lugar bajo el sol naciente y los moribundos del
sistema que nacía, que querían ponerse a la vanguardia de lo que saliera, fuera
lo que fuera.
No
tener lo que hubo de tenerse para hacer una ruptura democrática fue una
cobardía, vendida como sabiduría al propio pueblo que compraba tal superchería
por los buhoneros beneficiados por la superchería. Lo malo es que los buhoneros
estaban en ambos bandos, y se dieron una maña fastuosa para crear la confusión.
El
pueblo fue completamente postergado, como consecuencia de que se optó por ir de
la ley a la ley, como entonces se decía. No fue un logro, fue el producto de
cobardías cruzadas.
Postular
ahora lo mismo como la mejor solución para solucionar los actuales problemas es
seguir demandando la cobardía como el mejor camino de futuro, no obstante ser
claro a donde nos ha llevado la pasada. El cálculo de probabilidades me dice
que por ahí transitaremos, después de perder miserablemente el tiempo, como
estamos haciendo. Se repetirá como farsa.
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