La Inteligencia y el músculo
03-05-2011
En el amplio, y en el fondo, prístino, mundo de la hipocresía, adentrarse en su espesura proporciona, junto con la visión de magníficas secuoyas, los hipocritazas de siempre, floraciones minimales, el hipocritilla de andar por casa. Pero, en ese mundo fluido y mutable, siguiendo el principio de que el que puede lo mas puede lo menos, la secuoya se convierte en minimal, transformándose de hipocritazo en hipocritilla, si así conviene a sus fines. Y nos instruye el señor Aguilar, en su artículo de fecha 3 de mayo 2011, titulado LA INTELIGENCIA Y EL MÚSCULO, preguntándose sin responderse sobre lo que andarían bramando quienes aquí (en España), estos días aplauden al comando de EEUU si fuera nuestro. Pues yo se lo digo, dirían, con la falta de fineza propia de un hipocritilla, lo que el señor Aguilar dice, con la maestría de una secuoya, del hecho acometido por el comando de EEUU.
