domingo, 15 de julio de 2018

BORBONCITO BOMBONCITO: NUESTRO MUNDO ES UN SUEÑO








BORBONCITO BOMBONCITO: NUESTRO MUNDO ES UN SUEÑO



Tengo para mí que la evidente estupidización de la sociedad española no sería posible, ni de lejos, sin la colaboración interesada, interesadísima, de los llamados medios de comunicación social; su papel en este tratamiento de choque para hacer completamente irrespirable nuestra realidad política y social no tiene precio, ( es un decir).

El daño que esto ha producido es irreparable, al menos yo no voy a ver su reparación y dudo que se produzca por el mero paso del tiempo; al revés, el paso del tiempo lo que hará será profundizar en el proceso por la permanencia de las causas.



Vamos a tomar como ejemplo de análisis lo que ha pasado y está pasando con esta cosa tan magnífica que se llama la monarquía borbónica española. Para empezar los españoles le reglaron al denominado Juan Carlos I, un reino, el reino de España, que por lo que ha sucedido desde que tal cosa se hizo ha sido, para él, el reino de JAUJA.

Fue designado por el dictador general FRANCO como sucesor de sí mismo a título de rey, y cuando se cumplieron las “previsiones sucesorias “ fue alzado por la dictadura al trono; la cual dictadura, convencida de que no podían seguir las cosas como habían estado siendo, aceptó un cambio más o menos lampedusiano. El tiempo y sus avatares hicieron que se pudiera llegar a lo que ahora tenemos, un sistema borbónico parlamentario muy parecido a una democracia imperfecta. 

 

Se puede decir que todas las democracias son imperfectas, es verdad; pero una cosa es que todas las democracias sean imperfectas y otra, enteramente distinta, es que una nodemocracia se parezca mucho en su funcionamiento a una democracia imperfecta.

Para tener lo que tenemos los medios de comunicación han tenido que participar en la ceremonia de la confusión de manera tal que son los principales autores de ella, en el sentido de que sin su colaboración apasionada, nada de lo sucedido habría sido de la misma manera. Y la desvergüenza es tal que, a caballo pasado, no pierden el tiempo en ocultarlo, y en el caso de la monarquía de los Borbones, no niegan, es que afirman, que hubo un pacto para no criticar sus actitudes ni sus acciones. ¿ cabe mayor desvergüenza? Pues con un par. Y siguen igual. Pero ahora con el hijo, del que se hacen lenguas sobre lo buen mozo que es, y que si tal y que si cual. 

 

Esta actuación de los medios de comunicación no es nueva, era la que hubo en la dictadura y es la que hemos estado sufriendo en la democracia, y hemos pagado un alto coste, porque su precio ha sido nuestra estupidización política, y con ella toda la estupidización restante que nos asola. Decía hace años SÁNCHEZ FERLOSIO que no podía aguantar mas; el que no sepa a qué se refería pierde el tiempo leyendo esto que escribo.
 

El precio que hemos pagado ha sido que el lenguaje para nosotros ya no signifique lo que debería significar para gentes con los pies en la tierra; la manera en que el poder nos ha tratado, no solo, pero si de modo muy importante a través de los medios de comunicación nos ha hecho levitar: el lenguaje para nosotros sirve para que levitemos, estemos a un palmo de la realidad, de pisar el suelo, con la consecuencia de que por más gordos que seamos baste un suave céfiro para que nos desplacemos dando incomprensibles bandazos, Esos bandazos incomprensibles de la opinión y de los comportamientos que sufrimos llevados de la mano por los medios de comunicación, evitan que percibamos la realidad tal y como es. Nuestro mundo es un sueño.



En el caso de esto que pasa con el rey demérito, la cosa no es nueva y lleva rondando años: resulta que muy probablemente esta caballero haya estado implicado en negociaciones prohibidas, contrarias a la ley y que le han producido un incremento patrimonial fabuloso; de modo que habiendo llegado al trono con una mano delante y otra detrás, los súbditos de su reino de JAUJA le han provisto a manos llenas. Llenas manos que, una vez se produzcan las “previsiones sucesorias” vaciarán su contenido en el hijo, actual rey, del cual los medios de comunicación han decidido decirnos que “no es como su padre”.

Pues bien, el mero hecho de que se acepte debatir sobre el asunto es ya una pérdida; quiero decir que no se puede aceptar debatir que no se pueda enjuiciar al rey demérito por lo que hizo mientras fue rey, porque es irresponsable, y al escribir estas palabras me acuerdo de la famosa carta que escribió LOPE DE AGUIRRE a FELIPE II.



Si alguien en una monarquía no puede ser imputado por sus muy probables, y fáciles de probar, posibles delitos, por más patentes que resulten a la población, me gustaría saber cómo se puede mantener que en este lugar existe una democracia, por muy imperfecta que sea.

Si es necesario utilizar palabras para defender esta posición, entonces es que no merece la pena usarlas: es tiempo perdido. Es tiempo perdido cuando un gobierno recién parido se congratula de que lo que acaba de destapar la señora CORINNA no afecte al actual monarca, y sí a su padre, y además se alegre, y nos lo diga, de que sean cosas que sucedieron hace mucho tiempo, el mismo argumento que usaba el señor RAJOY cuando le señalaban  la apabullante corrupción en su partido.

Y como no quiero perder más el tiempo, por hoy, lo dejo aquí.

Solo quiero que penséis en nuestra estupidez al aceptar el debate de la realidad en estos levitantes términos, que nos hacen, probablemente, el pueblo más tonto y orgulloso de Europa.






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